domingo, 11 de septiembre de 2011
Revista LA MANCHA: LETRA NUEVA / Piedrecitas de Colores, de Carlos Ór...
Revista LA MANCHA: LETRA NUEVA / Piedrecitas de Colores, de Carlos Ór...: U n precioso momento fue el que vivimos la tarde del pasado viernes en La Casa del Escritor, con motivo de la presentación del libro de p...
viernes, 9 de septiembre de 2011
La vida de los otros
Hoy volviendo del hospital me fui manejando sin prisa, encantada con la claridad de la tarde y la primavera que se asoma por todas las esquinas, feliz porque es viernes (mañana tengo turno pero no importa) y mis hijos salen una semana de vacaciones... feliz por el mensaje "muy bien" de Miguel a mi requerimiento de cómo le fue en la prueba de matemáticas...
Me fui manejando sintiendo el aire y los vaivenes de la ciudad, entrando por las ventanas que me dan los semáforos, adivinando en el rostro de la señora que vende avellanas, acompañando a un escolar pequeñito en su regreso a casa, olvidando el dolor físico, el sueño, la ida obligada que tengo al supermercado.
Iba hacia mi casa escuchando en la radio uno la selección musical de Hernan Rivera Letelier, sonriendo con sus palabras, concordando con sus canciones, arribando en la cordillera, volviendo con Illapu, preguntando por Run Run, casi llorando con el para que no me olvides y fumando un cigarrito con Víctor Jara.
Fue un paseo increíble por el camino de siempre.
Como cuando recorría todo Santiago para ir a la Universidad, en los buses repletos y cansados desde el inicio, 1 hora y media mínimo por trayecto, 2 veces al día, todos los días, durante varios años. El mismo paisaje y muchas veces hasta la misma gente.
Me las arreglaba entonces para soñar la vida de los otros.
Y cuando la fortuna me permitía un asiento y además en la ventana, la aventura era total. La mayor magia estaba en subir la vista y colarse por los segundos pisos, saltar a los balcones, llegar a la terraza de los edificios o simplemente acompañar a la viejita que me veía pasar desde su ventana. Tantas historias por conocer, tantos pesares, tantas caras de difícil interpretación, algunas sombrías, otras indiferentes y las menos, felices. El trayecto me llenaba de sensaciones y preguntas, de algunas certezas también, reales e imaginarias. Como el bus era demasiado lento, tenía tiempo para contarme muchos cuentos distintos y los capítulos iban cambiando en cada paradero. Y los minutos en vez de largos se hacían entretenidos e importantes.
Llegaba a mi casa al fin, cansada pero sin sensación de tiempo perdido y en paz.
Y ahora ya llevo tanto sin subirme a un bus y a veces lo extraño. En el auto no es igual, sería riesgoso e irresponsable caer en ensoñación, pero algo se puede, incompleto y a tirones pero algo se puede. Hoy por lo menos, fue un poco más que algo.
Me fui manejando sintiendo el aire y los vaivenes de la ciudad, entrando por las ventanas que me dan los semáforos, adivinando en el rostro de la señora que vende avellanas, acompañando a un escolar pequeñito en su regreso a casa, olvidando el dolor físico, el sueño, la ida obligada que tengo al supermercado.
Iba hacia mi casa escuchando en la radio uno la selección musical de Hernan Rivera Letelier, sonriendo con sus palabras, concordando con sus canciones, arribando en la cordillera, volviendo con Illapu, preguntando por Run Run, casi llorando con el para que no me olvides y fumando un cigarrito con Víctor Jara.
Fue un paseo increíble por el camino de siempre.
Como cuando recorría todo Santiago para ir a la Universidad, en los buses repletos y cansados desde el inicio, 1 hora y media mínimo por trayecto, 2 veces al día, todos los días, durante varios años. El mismo paisaje y muchas veces hasta la misma gente.
Me las arreglaba entonces para soñar la vida de los otros.
Y cuando la fortuna me permitía un asiento y además en la ventana, la aventura era total. La mayor magia estaba en subir la vista y colarse por los segundos pisos, saltar a los balcones, llegar a la terraza de los edificios o simplemente acompañar a la viejita que me veía pasar desde su ventana. Tantas historias por conocer, tantos pesares, tantas caras de difícil interpretación, algunas sombrías, otras indiferentes y las menos, felices. El trayecto me llenaba de sensaciones y preguntas, de algunas certezas también, reales e imaginarias. Como el bus era demasiado lento, tenía tiempo para contarme muchos cuentos distintos y los capítulos iban cambiando en cada paradero. Y los minutos en vez de largos se hacían entretenidos e importantes.
Llegaba a mi casa al fin, cansada pero sin sensación de tiempo perdido y en paz.
Y ahora ya llevo tanto sin subirme a un bus y a veces lo extraño. En el auto no es igual, sería riesgoso e irresponsable caer en ensoñación, pero algo se puede, incompleto y a tirones pero algo se puede. Hoy por lo menos, fue un poco más que algo.
martes, 9 de agosto de 2011
Me gusta el caceroleo y los estudiantes
Hoy lo escuché pero no fui capaz de salir al patio con mi ollita. Los niños dormían y tal vez hubiera sido lindo salir con ellos... pero sola con el perro y los gatos.... como que no.
Me trajo recuerdos, obvio y una sensación bien especial. Encuentro maravilloso lo que está pasando, tantas voces unidas por una causa, tan transversal el movimiento, tan asumidos los riesgos. Es buena también la confianza (aunque nunca es total), de que no se perderá la vida en este intento.
¿Qué pasará? parece un poco difícil que nada pero parece más difícil aún que todo. ¿Cómo lograr la ansiada equidad? Si desapareciera el lucro en la educación.... ¿Cuántas universidades quedarían? ¿cuál sería el nuevo orden, la nueva distribución, etc y etc.? Quieren un profundo cambio social, así como todas las movilizaciones estudiantiles a través del tiempo y la historia, con fuerza y total convencimiento, con toda la vida por delante para compartir las victorias, intentando lograr al final, un mundo mejor y más justo para todos.
Hace tiempo que no se veía algo como ésto.
Y los jóvenes han demostrado que están lejos de ser la generación que "no está ni ahí" con las cosas que pasan. Nos equivocamos en el juicio y ahora nos dejan callados.
Los aplaudo y les agradezco este nuevo aire que han traído a este aburrido "acontecer nacional"
Me gustan los estudiantes y siempre me gustarán.
Congreso académico estudiantil 1992. Centro de estudiantes e la Salud (CES) Facultad de Medicina, U de Chile. "Por una enseñanza cuyo norte sea Chile" |
lunes, 11 de abril de 2011
La Escuela de Medicina
Frontis Facultad de Medicina Norte. 1988. Foto: Marcos Guiñez |
Anduve un rato por la escuela de medicina y una vez más me llené de recuerdos nostálgicos. Cuántas veces caminé por esos mismos pasillos, a ratos marginal y atormentada, otros contenta y optimista, desde alguna clase, hacia algún examen, a reuniones y asambleas de estudiantes, a encontrarme con un pololo o con alguna amiga, o simplemente caminar sola con mi soledad tan concurrida y presente.
Recuerdo que mi ambición más grande en la infancia era llegar a esta facultad y se veía tan difícil en ese tiempo, era tan pobre mi entorno y mi escuela.... me acuerdo de una vez que andando en micro pasamos frente a la facultad, allá en Independencia y la encontré tan enorme, tan grandiosa, tan llena de historia, que me llené de temor, temor a fracasar. Era mi sueño, no sé de dónde ni por qué, pero estuvo en mí desde que tengo memoria.
Así que cuando llegué sentía mi vida completa.
La universidad me mostró un universo de cosas nuevas, de personas nuevas y distintas a lo que yo conocía, una forma distinta de mirar el mundo y tratar modestamente, de arreglarlo un poco. De allí tengo aún las mejores amigas. Y de ese tiempo, sin duda, cuando hay tanta vida por delante y tantas esperanzas y tantas infinitas ganas y fuerzas de hacer todo, tengo los mejores recuerdos.
Por eso me alcanza la nostalgia de antaño.
Porque trae nombres y momentos y canciones.
Pero sobretodo porque me lleva a lo que una vez fui... y por un momento me devuelve toda la rebeldía con la que viví esos años y mi sueño de mundos mejores, sueño que ahora duerme la mayor parte de mis días actuales.
martes, 29 de marzo de 2011
Toño Suzarte, hasta siempre compañero...
Toño Suzarte: telón |
Conocí al Toño Suzarte en una actividad realizada en La Calera, para la formación de la casa Chilena-Cubana de Amistad. Yo estaba en el programa de médico general de zona y en esa reunión supe recién de su existencia aunque era bien conocido en la V Región. Fue el invitado a cantar durante la ceremonia. Con notario de por medio se realizó la personalidad jurídica y la conformación del directorio, donde salí miembro aunque no fue nunca mi interés inicial. Lo escuché hablar de Cuba y cantar canciones alusivas y me pareció tan cercano a mi, por lo menos en ese tema tan marcado en mi vida.
Poco después me encontró sentada en un banco de la Municipalidad y me preguntó qué hacía en esa lluvia de jacarandá. Allí supe el nombre de aquel árbol maravilloso y de las canciones de Maria Elena Walsh, le compré una serie de cassettes de música infantil creada por él y no nos volvimos a ver hasta 6 meses después, a propósito de una actividad realizada por la Casa de Amistad, donde venían unos artistas cubanos, nicaraguences también creo y él.
Fue el 14 de diciembre del año 1995 y aparte que fue una fiesta preciosa, sucedió algo mágico entre él y yo. Como ambos teníamos cosas personales que resolver, nos quedamos con esa día de cuento y nos reencontramos en enero donde Chiloé se encargó de dar el ambiente perfecto para lo demás y 6 meses después nos casamos en Quillota.
Lo amé mucho y por harto tiempo y sigo pensando que fue un tremendo aporte en mi vida y uno de los hombres más inteligentes, sensibles y talentosos que he conocido. Aprendí mucho a su lado, de muchas cosas. Era como un libro lleno de historias, fechas y nombres.
Además compartimos la maravilla de ser padres de Miguel, otro gran regalo para el mundo.
La vida se encargó de separarnos a pesar de todo, pero el cariño se mantuvo y mi admiración y respeto por él, también.
Así que su partida fue un duelo difícil para Miguel y sus hermanos mayores, para su nieto Martín, para Felipe también empático ("¡adiós papá de mi hermano!" gritó mientras echaban sus cenizas al mar), para todos los que lo quisieron y también y profundamente, para mí.
Me costó el tema del duelo porque bueno, yo ya no era la compañera, él tenía su esposa en ese momento (Katerina, preciosa mujer) y como que a mi no me correspondía sentirlo tanto. Así que fue un duelo como calladito, sin que se viera mucho.
Pero ya ha pasado un año y la pena persiste a ratos y encuentro tan injusto que no esté. A veces sueño con él y lo veo sano y feliz con su hijo.... el despertar siempre me deja un vacío difícil de definir.... ¿cómo estará Miguelito? me pregunto...¿cómo saber de verdad lo que pasa por su cabecita? Hablamos harto de él, la mayoría de las veces con harta alegría y yo le cuento cosas que pierden su mirada en la lejanía como buscando.
Balcón Cerro Alegre, casa de Toño Suzarte |
Toño nos dejó su música, sus canciones y sus obras de teatro y mucho mucho de su amado Valparaíso, sus rincones y las personas y situaciones que nadie ve. En mi opinión, el mejor trabajo fotográfico realizado hasta ahora.
Mi recuerdo de él es hasta siempre, compañero.
Hasta siempre en un hermoso fondo color rojo y negro.
homenaje Colegio Ruben Dario |
Homenaje Colegio Rubén Darío |
Miguel Suzarte y Martín Lerman |
Carlos Ordenes con Joaquín Chavez en brazos, Andreu García y Nadia Duffau. (abuelos y primito). Homenaje Colegio Rubén Darío |
Compañeros de la escuela |
Nadia Ivonne con Miguel Suzarte, Felipe Morales Ordenes y Martín Lerman |
Martín, Felipe y Miguel. Colegiol Rubén Darío. Homenaje Toño Suzarte |
Toño Suzarte y su hijo Miguel |
Telón de Toño Suzarte |
Homenaje Coelgio Rubén Darío |
Toño Suzarte y su balcón |
Fotografía de Toño Suzarte |
Balcón de su casa en Cerro Alegre |
Fotografía de Toño Suzarte. Hermosa palabra. |
Toño Suzarte y su guitarra que ahora es de Miguel |
Flor de la Pluma. F:Toño Suzarte |
Ultimo proyecto en Europa |
Toño Suzarte |
Foto Toño Suzarte |
Ivonne Ordenes Duffau y Toño Suzarte en La Habana 1997 |
viernes, 11 de marzo de 2011
Miguelito, el primer amor en mi vida
Miguel Suzarte. Pintura de Nadia Duffau |
Su nombre fue sólo el reflejo de nuestro amor a la humanidad, el sueño de mundos mejores.
Se ha transformado con el tiempo en un compañero de vida, precioso hijo, amoroso hermano, dulce con los animales, preocupado por el universo entero. Me asombra su inteligencia emocional y cómo a veces me deja sin palabras en una discusión. Me alivia verlo sano a pesar de que el 2010 le tocó fuerte.
Me gusta como es, tan grande y tan niño. Y lo veo crecer demasiado rápido y tengo miedo de que un día me aparte mucho de su lado.... él dice que hablo tonteras, que lo "ser adolescente no es para tanto" y espero de verdad que así sea.
Miguel Suzarte. Retrato al óleo de Nadia Duffau, su abuela |
Miguel Suzarte autoretrato 6 años |
jueves, 10 de marzo de 2011
Felipe Morales Ordenes, mi lucero del atardecer
Felipe Morales Ordenes, retrato de Nadia Duffau, su abuela |
En este retrato maravilloso se ve su cabecita alta y la rebeldía en su mirada. La pregunta a flor de labios, la respuesta probable que se va asomando apresurada, antes que le digan. El por qué sin respuesta de tantas cosas.
Es inquieto, vivaz, apurado. Lo empuja un corazón libre sin celdas ni candados.
Mi hijo Felipe Emiliano resplandece como un faro, cualquiera sea el lugar. Y es capaz de soplar sin tregua si debe alejar alguna nubecilla triste de mi entorno.
Y lo logra siempre, siempre.
Felipe Emiliano Morales Ordenes |
Felipe Morales Ordenes, Joaquín Chávez Ordenes y Miguel Suzarte Ordenes |
Felipe Morales Ordenes, muy titiquito |
Felipe Morales Ordenes, Ivonne Ordenes Duffau y Miguel Suzarte Ordenes |
Felipe Morales Ordenes y su padre Mario Morales Troncoso |
Felipe Morales Ordenes, el más lindo de los Chaplines |
miércoles, 9 de marzo de 2011
Nadia Duffau Urrutia, la gran artista, mi retratista personal y mi madre
Nadia Duffau retratando en Feria Arte de Concepción |
Tengo pocas fotos de la infancia pero una gran cantidad de retratos hechos por mi mami. Tengo algunos de mis hermanas también y de mi padre, pero los que más he conservado de estas cosas en esta pila de años, son los míos. Me encantaba que mi mamá me ofreciera dibujarme, me quedaba quieta los minutos que fueran necesarios. La Carlita también gozaba con esa función pero para la Sandra y la Pame, era casi una persecusión.
Son realmente espectaculares y nunca me he topado con otra persona que la iguale.
La esculturas también hablan por si mismas, pero lamentablemente ya está bastante alejada de esa actividad por problemas de salud.
Nadia Ordenes, 21 años, retrato de Nadia Duffau |
N. Ivonne Ordenes 25 años Retrato de Nadia Duffau |
Nadiaivonne 17 años Retrato de Nadia Duffau |
Ivonne Ordenes Duffau 15 años Retrato de Nadia Duffau |
Nadia Ivonne Ordenes Duffau 11 años Retrato de Nadia Duffau |
Nadia Ordenes 2 años Retrato de Nadia Duffau |
bosquejo flash en Algarrobo ¿30? años Dibujo de Nadia Duffau |
Nadia Ivonne Ordenes 4 años, dibujo hecho con tinta de mimiógrafo por Nadia Duffau |
Retratos varios de Nadia Ivonne Ordenes, hechos por mi mamita Nadia Duffau |
Nadia Duffau Urrutia, la escultora |
Nadia Duffau Urrutia |
Nadia Duffau en pleno trabajo |
Nadia Duffau en una de tantas ferias de arte |
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